Desde hace un tiempo, se escucha muchísimo la palabra “bullying”, pero prefiero llamarlo como toda la vida, y además en castellano, que es la lengua de Cervantes, y por supuesto, la mía: ACOSO FÍSICO O PSICOLÓGICO, a quien alguien es sometido, porque unos cuantos hijos o hijas de colipoterra, (que en esto también se debe de respetar la paridad, y dejando claro, que posiblemente sus madres no tienen culpa ninguna) así lo consideran oportuno.
Hoy en día, se oye hablar más de todo esto, por los medios de comunicación y sobre todo, por las redes sociales, que para bien, o para mal, ya se encargan de difundirlo como si no hubiese un mañana.
Voy a exteriorizar, lo que sólo unos cuantos saben, pero hoy lo voy a liberar. Yo fui durante algunos años, víctima de esas niñas, con aspecto inocente, pero con una mente perversa, digna de cualquier bruja adulta y malvada de cuento, que se creen por encima del bien y del mal.
¿Mi pecado?, pues ser una niña bajita, rellenita y sobre todo, por como iba vestida, si, así como suena. Mis padres, como muchos de los vuestros, trabajadores incansables, en mi caso, agricultores, que siempre han procurado, que a mi hermana y a mi, jamás nos faltase de nada. Mi madre, que siempre ha sido una artista con la aguja y el hilo, nos hacía la ropa, y esto es lo que dichos seres no debían entender, y es, que mientras ellas iban vestidas de marca, cosa que mucha gente llevaba, yo iba vestida de alta costura, ya que lo mío, era único....pero no, ellas no lo veían así, y ese era uno de los motivos principales de sus burlas.
Pero no todo quedó en burlas. Aún recuerdo sus pellizcos, sus susurros al oído, diciéndome que no valía para nada, que parecía un espantapájaros vestida así, y otras muchas de sus lindezas. Fueron cuatro años de infierno, pero entonces, no te quejabas. No contabas nada a tus padres, ni a tus profesores....eran cosas de críos, y además, como eran las “niñas buenas”, pues seguramente, a mi, ni me hubiesen creído.
Aún siento el vacío que en aquel entonces me invadía, y las lágrimas que caían en cada pellizco dado a traición, mientras los profesores daban clases....la soledad, la impotencia de no poder contarlo...pero todo eso, me ha llevado, para mal o para bien, a ser la mujer que soy hoy en día, y estoy segura, de que todo eso, me endureció....aunque me gustaría haberlo hecho por otros motivos.
Sí, recuerdo sus nombres. Sí, he sabido muchas cosas de ellas después. Sí, la vida las ha vapuleado como a todos, y no me alegro, ni muchísimo menos, pero me es indiferente, y eso, me entristece, porque no me gusta sentir indiferencia por el prójimo, pero en estos dos casos, no puedo evitarlo, y el karma, ha hecho su trabajo.
Ojalá las cosas hubiesen sido diferentes, pero no lo fueron, y como mujer, que de niña pasó por esta situación, os digo, que no me haría ninguna gracia, ver imágenes mías en cualquier red social, mostrando como me humillaban estas....personas. Creo que eso, me hubiese perjudicado más que beneficiado, así que por favor, denunciad, id al fondo del asunto, aseguraos de que pasa, e id donde proceda, y dad parte, pero no colguéis, ni compartáis estas cosas, que pueden empujar a los acosados, a una frustración mucho mayor, de la que ya por desgracia tienen.
Aún así, doy las gracias a esas miserables, porque a pesar de todo lo que me hicieron pasar, sigo aquí, fuerte, firme, y sobre todo, dispuesta a ayudar a quien lo necesite, incluso a sus hijos, porque a diferencia de ellas, yo tengo dignidad, esa que ellas perdieron, en la primera burla, en el primer pellizco, en la primera carcajada, que dieron, porque yo era.....diferente. Afortunadamente para mi, no me parecía, ni me parezco en nada a ellas. No necesito reírme de nadie para sentirme bien, pero si necesito sacar una sonrisa en la gente que quiero, para hacerlos sentir bien.
Sigo pensando, que si pudiese volver atrás, no cambiaría nada, sólo me llevaría a mi muy amada sartén, porque un santenazo a tiempo, quita mucha tontería. ;)
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