miércoles, 21 de septiembre de 2016

Siempre en mi memoria.










      Acabo de cerrar mi negocio, y me vuelvo a sentar delante de mi ordenador, pero esta vez, para hacer algo que me desestresa, escribir. No lo hago bien, pero es mi escape.

     Como cada vez, suena mi grupo favorito, Il Divo, que aunque una es rocker, como dice mi amigo Ricardo Batista, (gran peluquero, por cierto): ¡Anda, si “La Marlo” también tiene su corazoncito clásico! Pues sí, lo tengo, y no sabéis de que manera.

     Hoy estoy nostálgica, melancólica…supongo que como todos vosotros, que tenemos días de todo, pero hoy, como decía antes, al salir a cerrar mi negocio, he mirado hacia las ventanas de mis vecinos, y de repente, muchos recuerdos de mi niñez, de mi juventud, han vuelto a mi mente….y me he acordado de ellos, de los que ya no recuerdan, y hoy además, es su día., bueno, hoy o ayer, depende de cuando leáis esto.

     Cuando nos hacemos mayores, muchas veces, los recuerdos son nuestra salvación, lo que nos queda de una vida de lucha y sacrificio, y de repente, una cruel enfermedad nos arrebata lo único que de verdad es nuestro, nuestra mente, con todo lo que almacena. No quiero imaginar que puede ser vivir sin recordar a tus hijos, tus amigos, tus amores y desamores, las risas o las lágrimas derramadas…..todo forma parte de nuestra vida, todos esos recuerdos, nos forjan como personas, y de repente….todo termina.

     Yo bromeo mucho con la poca memoria que tengo, me llamo a mi misma Dory, pero la verdad, es que nos tomamos muy a la ligera, algo que tiene mucha no, muchísima importancia. Llevamos cosas de más adelante, nos preocupamos por cosas que seguro que si nos paramos, y reflexionamos, tienen una solución mucho más fácil, pero por ir tan deprisa, no la vemos. Pensamos que somos unos afortunados por la era tan tecnológica que vivimos, pero en realidad somos sus esclavos. Nos pasamos el día corriendo de un lado para otro, como si no hubiese un mañana….y quizá, lo único que conseguimos con esto, es adelantar ese “mañana”, y que de repente llegue un dia, y ni siquiera recuerdes el hoy, y mucho menos, el ayer.

     Parémonos un poco. Vamos a mirar lo que tenemos alrededor y disfrutrarlo, tocarlo, respirarlo, mimarlo….y almacenarlo en nuestra memoria, mientras podamos. Salgamos a la calle con una sonrisa, mirando hacia esos balcones que nos rodean, y si en alguno hay alguien asomado, regalémosle un saludo, uno para recordar. Si vemos a un amigo, a un familiar, démosle un abrazo, un beso, ¡por que no! pero uno de esos que no se olviden….nunca, porque si hay algo que nuestra memoria no desecha nunca, es el amor. Quizá cuando ese tal Alzheimer llegue a nuestras vidas, (esperemos que sea  a las menos posibles, y si llega, que tenga solución) no sepamos quien nos abraza, o nos regala un beso, pero si distinguiremos, que es amor, ese idioma universal, y que tan olvidado tenemos últimamente. 

     Quiero recordar cada uno de vuestros abrazos, de nuestros cafés juntos, o simplemente de los saludos. Quiero recordar siempre, a todos y cada uno de los que formáis parte de mi vida, de alguna u otra forma. Pero si llega el día en que no me acuerde, espero que vosotros, si lo hagáis de mi, y cuando eso suceda, que lo hagáis con una sonrisa, porque he significado algo en vuestras vidas, o simplemente para que digáis: “La Marlo”, no es que estuviese loca, es que era de mente divertida.

     Sea como sea, siempre recordaré el amor….y hoy, mi recuerdo y mi amor, va para ellos, los enfermos y sus familiares.

     Se os quiere.


     


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