domingo, 11 de diciembre de 2016

Al natural.




      Llevo ya dos años, en los que en el mes de Diciembre, hago balance del año vivido, y como dicen que no hay dos sin tres, aquí va el tercero, y los que espero estén por llegar,  y me muestro al natural,....que a estos años, ya no es maquillarse, ¡¡es restaurarse!! y eso me lleva mucho tiempo.

     Ha sido un año más de aprendizaje, de llegadas inesperadas de gente a mi vida, algunas desde un hangar, otras que ya estaban pero apenas eran un saludo, y se han convertido en casi como de la familia, y la marcha de otras tantas, unas que veré en un tiempo, y otras que no veré hasta que no me marche de este mundo, al que espero dejar de pertenecer dentro de muchos años, y otras que no deseo volver a ver, ni en esta vida, ni en la otra, aunque deseo que les vaya muy bien…lo cortés, no quita lo valiente.

    Un año de proyectos que se han consolidado, otros que se han convertido en humo y otros que aún están en el aire, pero de todos ellos me llevo experiencias inolvidables, momentos irrepetibles e ilusión de que lleguen muchísimos más.

     En estos trescientos sesenta y seis días (no olvidemos que ha sido bisiesto) gente muy cercana a mi, ha superado enfermedades indeseables, operaciones fastidiosas, y han resurgido como el ave Fénix, y de las que he aprendido muchísimo, sobre todo que la mayor parte de las veces, lo peor, saca lo mejor de uno mismo.

    Sigo teniendo a mis padres conmigo, ya octogenarios, pero con una vitalidad, una ganas de vivir, y una energía, que a veces ya quisiera para mí, y que nunca dejan de sorprenderme. Escuchar sus historias, incluso sus discusiones, y ver como a pesar de todo,  de los sesenta y tres años que llevan juntos, siguen sabiendo perdonar y siguen teniendo ese brillo en los ojos, que sólo significa que aún tienen mucho que decir a este mundo, y yo, aún tengo que aprender mucho de ellos. Y mi hijo, que para bien y a veces para no tan bien, me sigue sorprendiendo...pero ¡¡que seria de nosotros sin ellos!! en definitiva, sigo teniendo una familia, (hermana, sobrinas,  cuñado, pareja, allegados, etc ..) en la que a pesar de las pocas o muchas diferencias que tengamos, permanecemos juntos a las duras y a las maduras.

   Creo que este año pediré para el próximo lo mismo de siempre: seguir aprendiendo, queriendo, sonriendo, bailando, disfrutando, poniendo el alma en cada cosa que hago, regalando mi tiempo a aquellos que merecen la pena, y haciendo una coraza para aquellos que quieran herirme. Viviré y dejaré vivir, porque para lo contrario, ya están los vacíos de alma.

     Seguiré fiel a mis principios, aunque ello me lleve a equivocarme, pero tengo claro, que ante todo, y sobre todo, no puedo fallarme a mi misma, ya que haciéndolo, lo hago a quienes quiero.

     Además de desearos una Feliz Navidad, como no todos sois creyentes como yo, os voy a desear una FELIZ VIDA, cada cual como quiera vivirla, porque si algo nos une de verdad, no es la religión, ni la política, ni un equipo de fútbol….es vivir con pasión cada minuto de este regalo que nos ha sido dado, es aprovechar cada segundo con la persona que quieres, es no dejar escapar los momentos de felicidad, es hacer por los demás, más de lo que harías por ti mismo, es mirar a tu prójimo y ver en sus ojos tu reflejo, es pasar por la vida pisando tan fuerte, que tus huellas queden tan impregnadas, que tus hijos puedan seguirlas, y así, entre todos, hacer de este un mundo mucho más llevadero.

     Sí, es posible que sea mucho rollo, e incluso a veces demasiado moñas, pero ¡que le vamos a hacer, “la Marlo” también tiene su lado tierno!

    ¡Feliz Navidad!  ¡Feliz Vida!

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